El gato lleva alrededor de 9.000 miles años en proceso de domesticación, es decir, adaptándose genética y comportamentalmente a vivir en ambientes artificiales (nuestros hogares) y a convivir con nosotros los humanos y con otros animalitos. En dicho proceso el gato conserva todavía mucho de su esencia primitiva, por ejemplo, su instinto cazador y territorial, mientras que en otros aspectos se ha distanciado del felino salvaje volviéndose cada vez más sociable y amistoso, ¿qué tiene que ver la etología felina en todo esto?

Cuando las experiencias de convivencia del gato son negativas, traumáticas o chocan con algunas de sus estructuras genéticas primitivas (de felino salvaje), el minino adopta conductas defensivas, agresivas o que se vuelven problemáticas de manejar en casa, por ejemplo:

- Las reacciones agresivas con nosotros u otras mascotas

- Orinarse en lugares inadecuados

- El marcaje con orina y con las uñas

- La actividad destructiva

- Maullar en exceso

- La hiperactividad nocturna

- Subirse, treparse o acostarse donde no debe

- Miedo y fobias a personas, ruidos, entre otros

En todo este tipo de situaciones, podemos necesitar la ayuda del etólogo, quien nos brindará herramientas para:

1. Hallar las causas que generaron la situación problemática.
2. Entender mejor lo que es propio e instintivo de la especie y lo que sí es realmente problemático y requiere intervención.
3. Aprender a comunicarnos mejor con el gato, entendiendo lo que necesita para su bienestar.
4. Controlar y modificar las conductas problemáticas que se presentan.

Tips súper etológicos para toda situación problema con tu gato:

El gato es un animal tan rutinario que cualquier cambio en su conducta habitual merece toda tu atención y nunca es un acto maldadoso de su parte, siempre está intentando comunicarte una necesidad, dificultad o molestia.

Toda vez que tu gato tenga un cambio de comportamiento debe ser revisado por el médico veterinario para descartar un problema de salud antes de cualquier intervención etológica.

Un ambiente abundante en recursos (alimento, zonas de descanso y diversión, areneros), estimulación y atención diarias, favorecen el mejoramiento de cualquier conducta problemática y previenen la aparición de las mismas.

Escrito por: 

Ana Gallo. Etóloga