Con frecuencia, escuchamos en conversaciones gatunas, expresiones como: “mi gato parece un policía” o “tengo un gato más metiche que la vecina”, y no es otra cosa que su instinto de curiosidad. Cuando hablamos de instintos, nos referimos a las reacciones reflejas o conductas que no son aprendidas sino que el gato ya nace sabiéndolas por cuestiones de supervivencia, como por ejemplo mamar recién nacido y estar juntito a sus hermanos para no perder calor.
La curiosidad es un instinto del gato
Este poderoso impulso que hace que el gato olfatee y revise todo, reaccione velózmente ante el menor ruido o movimiento, se quiera meter en todas partes para husmear y estar tan alerta que a veces pareciera que duerme con un ojo y vigila con el otro… es un instinto que se deriva de otro instinto mayor: el de cazador. Para poder alimentarse en ambientes naturales, el gato tiene que cazar, por eso su curiosidad tiene que estar activa siempre, pues el menor ruido o movimiento puede ser una grandiosa oportunidad de obtener alimento fresco, o también puede ser una situación de peligro en progreso, como la amenaza de un intruso en su territorio o predador mayor que pueda cazarlo a él.
Toda la vida de un felino en hábitat naturales, transcurre en el desarrollo de estos instintos que le permiten mantenerse vivo. Y si bien tu pequeño felino no necesita cazar para alimentarse, ni está en peligro de ser devorado, ni su territorio se encuentra amenazado, como su curiosidad es instintiva, prevalece y la necesita expresar constantemente.
El gato necesita expresar la curiosidad
Nuestra responsabilidad en casa es ofrecerles ambientes seguros y muy enriquecidos, de manera que nuestros gatos encuentren estímulos constantes que les permitan desarrollar su curiosidad. Imagínate cuáles pueden ser esos estímulos en un ambiente natural e imagínate también cómo podríamos reemplazarlos en casa, con seguridad.
Para desarrollar la curiosidad, el gato involucra todos sus sentidos, su mente y su cuerpo, Ofrécele dónde trepar de forma segura para divisar el exterior, recibir aire fresco y olfatear los aromas que llegan a casa. Llévale cajas de cartón, permite por unos minutos bajo tu supervisión, que se introduzca en una bolsa grande que hará las veces de madriguera, donde llevará sus ratoncitos de trapo durante el juego. Varía sus snacks y comida húmeda para que deguste sabores distintos, dale de vez en cuando un trocito de pepino o habichuela bien lavados para que muerda y juegue, o tronquitos secos de árbol para que olfatee y muerda.
Prende tu creatividad, incentiva la curiosidad en tu gato y no te molestes porque salte y sea el primero en revisar todo, tu gato necesita desarrollar su instinto y será muy feliz si tú enriqueces su ambiente y le provees estímulos permanentemente.
Eso sí, no olvides su seguridad
Vivir en un piso alto te obliga a tener mallas de seguridad para tu gato pues aunque pienses que a tu gato no le atrae demasiado el balcón, nunca sabes cuando asomará un estímulo tan poderoso que detone su instinto y lo haga precipitarse al vacío.
Dejar a tu gato la mayor parte del día solo, te obliga también a ser muy precavido, no dejando a su alcance cuerdas, ganchos u objetos con los que pueda enredarse o accidentarse, o closets o cajones donde se pueda quedar atrapado.
Salir de viaje, implica dejar a alguien responsable del cuidado de tu gato, que vaya diariamente a tu casa a poner alimento, agua fresca, limpiar su caja arenera, revisar que esté bien y consentirlo un poco. Si estás en Medellín, contáctanos para cuidar tus gatos.
Pero Escrito por Ana Gallo. Etóloga U del CES.
