Cuando un hogar tiene más de un gato, es muy común que ocurran peleas entre ellos por dos razones principales:
1. Porque los gatos son territoriales y el cuidado de su territorio significa defender a muerte (de otros felinos) sus recursos vitales (alimento, cama, baño…) pues ello es cuidar su supervivencia.
2. Porque en el hábitat natural, cuando un felino se mete en territorio de otro y no es bien recibido, por lo general huye, pero en comparación con los territorios naturales, nuestra casa es un espacio reducido y cerrado donde no siempre es posible huir con facilidad.
¿Cuándo se trata de juego?
Para los felinos el juego es sinónimo de cazar, por eso cuando tus gatos “juegan entre sí”, en realidad están llevando a cabo una especie de entrenamiento para la caza y por eso el juego se traduce en: acecharse, perseguirse, apresarse.
Como se trata de jugar/entrenar, sus apresamientos finalizan sin que un gato le cause daños físicos al otro pues alguno de los dos, por medio de un chillido o retirada, le indica al otro “alto, hasta aquí porque podríamos hacernos daño” y el agarrón no pasa de un vigoroso revolcón que a lo sumo, lanza alguna bola de pelos al viento. Es muy importante tener claro que el juego solo ocurre entre gatos cercanos, que se llevan bien: comparten sus camas, alimento, baño, juguetes, incluso duermen juntos y se acicalan.
Entonces, ¿cuándo es pelea?
Cuando ocurren dos de las siguientes situaciones:
1. Cuando en medio del juego, los gatos alcanzan un nivel de excitación tan alto que no logran inhibir la mordida o ataque y terminan provocándose lesiones físicas.
2. Cuando no es juego sino que existe conflicto territorial entre ambos gatos y existen varios atenuantes a esta problemática: machos enteros, gatos que no fueron introducidos adecuadamente al hogar, vínculo afectivo roto por alguna razón, escasez de recursos…
¿Cómo evitar las peleas entre tus gatos?
- Si tus gatos se llevan bien pero sus sesiones de juego a veces se tornan agresivas, cuando los veas a puntos de apresarse, persúadelos hacia un juguete que distraiga naturalmente su atención.
- Si tus gatos se llevan mal, manténlos separados mientras no haya alguien en casa para controlar las situaciones, hasta que encuentres el tratamiento adecuado para el problema, con ayuda de un profesional.
- Cuando tus gatos ya están enganchados, evita gritar o golpearlos porque puedes sobrexitarlos en vez de persuadirlos. Evita también meter tus manos porque podrías salir lastimado. Busca algo con qué separarlos sin causarles daño como un spray con agua o una tabla de cartón. Evita en ese momento distraer con comida o snacks porque estarías premiando conductas agresivas.
- Una vez se suelten, sepáralos en distintas habitaciones el tiempo suficiente hasta que se encuentren tranquilos y relajados (de 30 minutos a 1 hora).
- Si tus gatos no se llevan bien y constantemente se asedian, bufan, escupen, si hay un gato que no permite que otro coma o entre al arenero con tranquilidad, si ya se han provocado heridas, no dejes perpetuar esa mala relación porque cada vez será más difícil de tratar y acude a un etólogo para que te oriente en el tratamiento de agresividad y mala convivencia entre gatos.
Recuerda que el estrés constante al que se someten los gatos que tienen problemas de convivencia y agresividad, causa estragos en su salud. Nuestro servicio de etología está a tu disposición, contáctanos aquí para agendar una cita.
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