En la última década, hemos evidenciado con alegría, la acogida tan creciente de gatos en los hogares colombianos, según la revista Dinero, en Colombia hay más de 3.5 millones de hogares con mascotas y casi la mitad tienen gato. No es para menos si analizamos todos los beneficios que trae a nuestra vida, su compañía mágica.
En la consulta etológica siempre preguntamos a los propietarios de gatos, cómo llegaron estos a casa y entre tantas razones maravillosas, encontramos algunas como estas:
- “Les conseguimos un gato a nuestros hijos para que adquirieran responsabilidades y educarlos en el cuidado de la naturaleza. Ellos ahorraron todo el año y ahora con su alcancía le van a construir un gimnasio”.
- “Con la muerte de mi mamá entré en una depresión y mi terapeúta me recomendó tener un gato, una amiga me consiguió mi primer gato y desde entonces no puedo vivir sin ellos”.
- “Nosotros decidimos no tener hijos, pero tenemos gatos y no imaginamos nuestra vida sin ellos”.
¿A qué viene todo esto?
A lo que hemos dicho tantas veces, ¿es fácil tener un gato? Sí, si lo comparamos con tener perro o caballo, realmente lo es y esa es una razón poderosa para el crecimiento disparado de gatos en nuestros hogares, pero:
1. Como todo ser vivo, necesita cuidados y atención.
2. Por más que sean dormilones, silenciosos y no necesiten salir a pasear, son felinos y requieren un hábitat adecuado a las necesidades propias de su especie.
¿Te disgusta que el gato se suba a tu mesa o a tu cama?
Primero pregúntate, ¿el hábitat de mi gato cumple con sus requerimientos básicos? ¿qué he hecho para que mi gato tenga un hábitat adecuado?
Dentro de las conductas instintivas básicas de un gato están la necesidad de:
- Rasguñar: para marcar territorio y estirar los músculos.
- Trepar: ya que sentirse altos les produce seguridad y control del entorno.
- Esconderse: para huir de ruidos o elementos extraños que le causan desconfianza.
- Cazar: para sobrevivir y aunque tu gato no necesita cazar para alimentarse, entrenar a través del juego este instinto, es vital para su bienestar.
¿Cuenta tu hogar con un hábitat adecuado para que tu gato pueda desarrollar estas conductas?
Si tu gato no tiene rascadores, buscará entre tus muebles aquellos cuyas texturas le faciliten dicha conducta. Si no tiene donde trepar para mantenerse alto y vigilar a su alrededor, se subirá a tus mesas, trepará tu biblioteca.
Si le tienes una cama a ras de piso, como si fuera para un perro, preferirá subirse a la tuya y zambullirse entre tus cobijas porque el gato duerme demasiado y su temperatura corporal desciende entonces necesita dormir en el lugar más calientito de la casa. Si no tiene donde esconderse aprenderá a abrir tu closet y se subirá a lo más alto para esconderse ahí.
Pregunta del millón: ¿puedes educar al gato para no subirse donde no debe?
Técnicamente sí, existen métodos para entrenar a tu mascota a hacer o dejar de hacer una determinada conducta, pero la experiencia etológica nos ha enseñado que con los felinos es más eficaz la “negociación” que adiestrar la “obediencia” porque ellos obedecen en tu presencia, pero en tu ausencia, “hacen fiesta”. Por eso es más efectivo por ejemplo, si no deseas que tu gato trepe al mesón de tu cocina, adecuarle un espacio aledaño de uso exclusivo del gato, donde él pueda treparse y verte cocinar.
¿Es necesario adecuar toda tu casa para el gato? Si este es su hábitat, ¡entonces sí! Así como tu casa está adecuada para ti con una cocina, un dormitorio, un baño, un salón de tv... y eso que tú no permaneces ahí dentro todo el tiempo, tu gato, que si pasa allí la mayor parte de su vida, también necesita sus espacios y los elementos adecuados para desarrollar con seguridad y confianza su felinidad.
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Escrito por:
Ana Gallo. Etóloga U del CES.
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